Esta generación marca la declinación y la extinción del positivismo. La renovación cultural agitada por la mayor parte de de los hombres de la generación del centenario que alentaron un nuevo espiritualismo en el pensamiento filosófico, tuvo honda repercusión en la primera generación de pedagogos que en la Argentina combatió los últimos vestigios del positivismo pedagógico.
El pensamiento filosófico argentino fue adquiriendo en forma creciente profundidad de espíritu critico, originalidad y madurez. Varias corrientes de espíritu europeas ejercieron influencia entre los hombres de esta generación.
Las nuevas corrientes filosóficas se caracterizaron por enfatizar problemáticas de la filosofía olvidadas por el positivismo. Actuaron en abierta oposición al positivismo doctrinario y al cientificismo, bajo la influencia de las renovadoras corrientes filosóficas y pedagógicas.
En el dominio del pensamiento filosófico argentino de esta generación, citamos, entre otros, a Francisco Romero, Coriolano Alberini, Vicente Fatone, Miguel Ángel Virasoro, Ángel Vasallo, Carlos Astrada, Luis Juan Guerrero, León Dujovne, Sofía Suárez de Jackson, Lidia Peradoto, Tomas Casares, Alfredo Francschi, etc.
Fue extraordinaria la influencia de Ortega y Gasset, a través de sus conferencias, cursillos, obras, traducciones de libros europeos difundidos por el y publicaciones en la revista de occidente. Otras importantes figuras del pensamiento europeo llegaron entonces, como Rodolfo Mondolfo.
Se nota en esta etapa la influencia del pensamiento ingles, italiano, alemán, español y norteamericano.
Las reformas educativas de carácter doctrinario
La generación de pedagogos antipositivistas de 1925 fue una generación de combate, creativa, renovadora. Ellos tuvieron que preocuparse de los problemas pedagógicos doctrinarios y especulativos como de las urgentes soluciones practicas que el país reclamaba. Fueron espiritualistas militantes.
El Movimiento de la llamada Escuela Activa.
El ensayo mas importante de la “nueva educaron” que se extendió a varios establecimientos y lugares del país fue sin duda el llevado a cabo por la doctora Clotilde Guillen de Rezzano en la escuela Normal Nº de la capital federal. Se preocupo por adaptar a las características y necesidades de nuestro medio los postulados pedagógicos y las concepciones doctrinarias de eminentes pedagogos europeos.
Puede afirmarse que de este movimiento renovador surgieron en el año 1936 los denominados programas de asuntos implantados las escuelas elementales, mediante los cuales se intento aplicar una nueva didáctica inspirada en las actividades y experiencias de los educandos.
El movimiento de la llamada escuela activa en la argentina es cosa del pasado. Sus frutos fueron positivos y sus fundamentos seguirán siendo valiosos. Su aplicación resultaría inoperante para la realidad social y cultural. Nuevas estructuraciones se exigen hoy para satisfacer las exigencias cuantitativas y cualitativas de la explosión escolar.
LOS ESTUDIOS PEDAGOGICOS SUPERIORES Y LAS CREACIONES EDUCACIONALES.
Los estudios pedagógicos adquirieron relevancia propulsándose desde las cátedras superiores una profunda renovación tendiente a fundamentar filosóficamente a la pedagogía argentina y a exaltar los valores humanísticos relegados por los excesos del cientificismo. Los nuevos profesores de las casas de estudios combatieron denodadamente el metodologismo, el didactismo, la carencia de finalidades humanistas, los abusos del practicismo y del cientificismo. Ellos proporcionaron los fundamentos doctrinarios del nuevo movimiento pedagógico y tendieron a la estructuración de una pedagogía destinada al estudio y a la solución de las problemáticas educativas argentinas, en relación con el mundo y con las circunstancias reales y concretas de nuestro medio.
Se creo en el año 1927, la facultad de filosofía y letras de Buenos Aires y el instituto de didáctica. En lo que respecta a la universidad de la Plata, la facultad de ciencias de la educación fue reestructurada en 1920 y transformada en facultad de humanidades y ciencias de la educación.
CARIOLANO ALBERINI: SU INFLUENCIA EN LA FILOSOFIA DE LA EDUCACION.
Es la figura del talentoso filósofo que combatió denodadamente en el país al positivismo y que se esforzó por fundamentar una filosofía sobre las bases nacionales. Su verdadera importancia dentro del ámbito pedagógico es su valioso aporte a los fundamentos filosóficos de la pedagogía argentina.
Nació Alberini el Milán en 1886 y llego con sus padres a la Argentina cuando contaba solo tres meses de edad. Su estado de salud le obligo a renunciar a sus cátedras en 1946 y a retirarse a la vida privada.
Con Alberini se enriquece de manera especial la rama de la filosofía de la educación, que adquiere matices auténticos y nacionales en nuestra pedagogía.
La humanidad, para el, no existe en forma abstracta sino en sus formas concretas. Toda nación, se caracteriza desde el punto de vista de los valores, por su específica manera de ver el mundo y la vida.
Cuando la nación cree que sus valores son los únicos valederos y tiende a imponerlos a las demás comunidades humanas, nos encontramos ante un sistema asimismo estrecho de nacionalismo cerrado y expansivo. Toda nacionalidad una nueva manera de vivir la vida.
Vale esto decir que toda pedagogía, cuando se realiza teniendo en cuenta las circunstancias pedagógicas concretas y particulares de cada país, se convierte en una pedagogía nacional.
PEDAGOGOS MÁS DESTACADOS DE LA GENERACION DE 1925
En la generación del 25 actúan en forma predominante dos generaciones que se articulan en forma armoniosa, unidas por influencias y valores semejantes. Desde un punto de vista estrictamente cronológico correspondería situar en esta generación a figuras que han nacido entre 1873 y 1887. Muchas de ellas tuvieron ya una actuación destacada en el periodo anterior.
Como pedagogo destacado en este periodo, en su etapa de gestión cabe mencionar a Saúl Taborda (1885-1944) de la provincia de Córdoba. Se gradúo de abogado en la universidad del litoral. Viajo a Europa, recibiendo la influencia de doctrinas en boga, alemanas y francesas, en lo que hace al pensamiento filosófico. De sus publicaciones se destaca: sus “investigaciones pedagógicas”.
Considera Mantovani que Korn y el pensador cordobés estaban colocados en planos distintos en lo que respecta a la consideración de los problemas educativos: “Korn puntualiza en la pedagogía del hecho inmediato y de las exigencias urgentes, y Taborda en la pedagogía especulativa, destinada a reflexionar sobre la trama interna de la educación, sobre situaciones exteriores”.
Una figura descollante en la generación pedagógica de 1925 fue sin duda Juan P. Ramos (1878-1959) quien intervino intensamente en el gobierno de la enseñanza publica como inspector General de provincias, director de estadística escolar y vocal del consejo nacional de educación.
En el año 1910, en conmemoración publico la historia de la instrucción primaria en la republica Argentina (1810-1910) proyectada por el presidente del consejo Dr., José María Ramos Mejia y compilada y redactada por Juan P. Ramos.
El Dr. Juan P. Ramos aporto la doctrina de la educación otra obra de envergadura: Los límites de la educación. Analiza los límites de la educación, en relación con el proceso de la cultura a la qué considera como la finalidad superior a la que ha de tener todo proceso educativo. Analiza los tres “problemas primarios de la educación”: de contenido, de método y de finalidad. El único susceptible de resolver es el problema del método. Los problemas del contenido y de la finalidad son teórica y prácticamente insolubles de manera permanente.
Considera que para precisar los fines y alcances del proceso educativo, es necesario tener un concepto claro de la cultura. La cultura, dice,” es un atributo del individuo, pero constituye el legado espiritual que las generaciones pasadas transmitieron a la generación presente, para que esta, a su vez, la reviva a la manera como el hombre revive su propia vida, que recibió también de lo pasado”.
Ramos establece una distinción entre la función intelectual de acumular conocimientos y la función espiritual de asimilar y revivir el saber en sabiduría.
Pare l autor, la cultura constituye la meta mas elevada del proceso de la educación.
Como ya se ha visto, otros representantes de la generación de 1925 han sido ubicados ya en la generación del centenario. Pero muchos de ellos continuaron en funciones de gestión en esta generación. Así, Pascual Guaglianone, quien lleva a cabo importantes actuaciones en el ámbito educacional, entre ellas, la reorganización de la escuela vocacional “Sarmiento” de la universidad nacional de Tucumán. Redacto el plan sobre cuyos principios se fundo el departamento de filosofía y letras de la universidad mencionada. Falleció en Tucumán en 1938.
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