Esta generación marca la declinación y la extinción del positivismo. La renovación cultural agitada por la mayor parte de de los hombres de la generación del centenario que alentaron un nuevo espiritualismo en el pensamiento filosófico, tuvo honda repercusión en la primera generación de pedagogos que en la Argentina combatió los últimos vestigios del positivismo pedagógico.
El pensamiento filosófico argentino fue adquiriendo en forma creciente profundidad de espíritu critico, originalidad y madurez. Varias corrientes de espíritu europeas ejercieron influencia entre los hombres de esta generación.
Las nuevas corrientes filosóficas se caracterizaron por enfatizar problemáticas de la filosofía olvidadas por el positivismo. Actuaron en abierta oposición al positivismo doctrinario y al cientificismo, bajo la influencia de las renovadoras corrientes filosóficas y pedagógicas.
En el dominio del pensamiento filosófico argentino de esta generación, citamos, entre otros, a Francisco Romero, Coriolano Alberini, Vicente Fatone, Miguel Ángel Virasoro, Ángel Vasallo, Carlos Astrada, Luis Juan Guerrero, León Dujovne, Sofía Suárez de Jackson, Lidia Peradoto, Tomas Casares, Alfredo Francschi, etc.
Fue extraordinaria la influencia de Ortega y Gasset, a través de sus conferencias, cursillos, obras, traducciones de libros europeos difundidos por el y publicaciones en la revista de occidente. Otras importantes figuras del pensamiento europeo llegaron entonces, como Rodolfo Mondolfo.
Se nota en esta etapa la influencia del pensamiento ingles, italiano, alemán, español y norteamericano.
Las reformas educativas de carácter doctrinario
La generación de pedagogos antipositivistas de 1925 fue una generación de combate, creativa, renovadora. Ellos tuvieron que preocuparse de los problemas pedagógicos doctrinarios y especulativos como de las urgentes soluciones practicas que el país reclamaba. Fueron espiritualistas militantes.
El Movimiento de la llamada Escuela Activa.
El ensayo mas importante de la “nueva educaron” que se extendió a varios establecimientos y lugares del país fue sin duda el llevado a cabo por la doctora Clotilde Guillen de Rezzano en la escuela Normal Nº de la capital federal. Se preocupo por adaptar a las características y necesidades de nuestro medio los postulados pedagógicos y las concepciones doctrinarias de eminentes pedagogos europeos.
Puede afirmarse que de este movimiento renovador surgieron en el año 1936 los denominados programas de asuntos implantados las escuelas elementales, mediante los cuales se intento aplicar una nueva didáctica inspirada en las actividades y experiencias de los educandos.
El movimiento de la llamada escuela activa en la argentina es cosa del pasado. Sus frutos fueron positivos y sus fundamentos seguirán siendo valiosos. Su aplicación resultaría inoperante para la realidad social y cultural. Nuevas estructuraciones se exigen hoy para satisfacer las exigencias cuantitativas y cualitativas de la explosión escolar.
LOS ESTUDIOS PEDAGOGICOS SUPERIORES Y LAS CREACIONES EDUCACIONALES.
Los estudios pedagógicos adquirieron relevancia propulsándose desde las cátedras superiores una profunda renovación tendiente a fundamentar filosóficamente a la pedagogía argentina y a exaltar los valores humanísticos relegados por los excesos del cientificismo. Los nuevos profesores de las casas de estudios combatieron denodadamente el metodologismo, el didactismo, la carencia de finalidades humanistas, los abusos del practicismo y del cientificismo. Ellos proporcionaron los fundamentos doctrinarios del nuevo movimiento pedagógico y tendieron a la estructuración de una pedagogía destinada al estudio y a la solución de las problemáticas educativas argentinas, en relación con el mundo y con las circunstancias reales y concretas de nuestro medio.
Se creo en el año 1927, la facultad de filosofía y letras de Buenos Aires y el instituto de didáctica. En lo que respecta a la universidad de la Plata, la facultad de ciencias de la educación fue reestructurada en 1920 y transformada en facultad de humanidades y ciencias de la educación.
CARIOLANO ALBERINI: SU INFLUENCIA EN LA FILOSOFIA DE LA EDUCACION.
Es la figura del talentoso filósofo que combatió denodadamente en el país al positivismo y que se esforzó por fundamentar una filosofía sobre las bases nacionales. Su verdadera importancia dentro del ámbito pedagógico es su valioso aporte a los fundamentos filosóficos de la pedagogía argentina.
Nació Alberini el Milán en 1886 y llego con sus padres a la Argentina cuando contaba solo tres meses de edad. Su estado de salud le obligo a renunciar a sus cátedras en 1946 y a retirarse a la vida privada.
Con Alberini se enriquece de manera especial la rama de la filosofía de la educación, que adquiere matices auténticos y nacionales en nuestra pedagogía.
La humanidad, para el, no existe en forma abstracta sino en sus formas concretas. Toda nación, se caracteriza desde el punto de vista de los valores, por su específica manera de ver el mundo y la vida.
Cuando la nación cree que sus valores son los únicos valederos y tiende a imponerlos a las demás comunidades humanas, nos encontramos ante un sistema asimismo estrecho de nacionalismo cerrado y expansivo. Toda nacionalidad una nueva manera de vivir la vida.
Vale esto decir que toda pedagogía, cuando se realiza teniendo en cuenta las circunstancias pedagógicas concretas y particulares de cada país, se convierte en una pedagogía nacional.
PEDAGOGOS MÁS DESTACADOS DE LA GENERACION DE 1925
En la generación del 25 actúan en forma predominante dos generaciones que se articulan en forma armoniosa, unidas por influencias y valores semejantes. Desde un punto de vista estrictamente cronológico correspondería situar en esta generación a figuras que han nacido entre 1873 y 1887. Muchas de ellas tuvieron ya una actuación destacada en el periodo anterior.
Como pedagogo destacado en este periodo, en su etapa de gestión cabe mencionar a Saúl Taborda (1885-1944) de la provincia de Córdoba. Se gradúo de abogado en la universidad del litoral. Viajo a Europa, recibiendo la influencia de doctrinas en boga, alemanas y francesas, en lo que hace al pensamiento filosófico. De sus publicaciones se destaca: sus “investigaciones pedagógicas”.
Considera Mantovani que Korn y el pensador cordobés estaban colocados en planos distintos en lo que respecta a la consideración de los problemas educativos: “Korn puntualiza en la pedagogía del hecho inmediato y de las exigencias urgentes, y Taborda en la pedagogía especulativa, destinada a reflexionar sobre la trama interna de la educación, sobre situaciones exteriores”.
Una figura descollante en la generación pedagógica de 1925 fue sin duda Juan P. Ramos (1878-1959) quien intervino intensamente en el gobierno de la enseñanza publica como inspector General de provincias, director de estadística escolar y vocal del consejo nacional de educación.
En el año 1910, en conmemoración publico la historia de la instrucción primaria en la republica Argentina (1810-1910) proyectada por el presidente del consejo Dr., José María Ramos Mejia y compilada y redactada por Juan P. Ramos.
El Dr. Juan P. Ramos aporto la doctrina de la educación otra obra de envergadura: Los límites de la educación. Analiza los límites de la educación, en relación con el proceso de la cultura a la qué considera como la finalidad superior a la que ha de tener todo proceso educativo. Analiza los tres “problemas primarios de la educación”: de contenido, de método y de finalidad. El único susceptible de resolver es el problema del método. Los problemas del contenido y de la finalidad son teórica y prácticamente insolubles de manera permanente.
Considera que para precisar los fines y alcances del proceso educativo, es necesario tener un concepto claro de la cultura. La cultura, dice,” es un atributo del individuo, pero constituye el legado espiritual que las generaciones pasadas transmitieron a la generación presente, para que esta, a su vez, la reviva a la manera como el hombre revive su propia vida, que recibió también de lo pasado”.
Ramos establece una distinción entre la función intelectual de acumular conocimientos y la función espiritual de asimilar y revivir el saber en sabiduría.
Pare l autor, la cultura constituye la meta mas elevada del proceso de la educación.
Como ya se ha visto, otros representantes de la generación de 1925 han sido ubicados ya en la generación del centenario. Pero muchos de ellos continuaron en funciones de gestión en esta generación. Así, Pascual Guaglianone, quien lleva a cabo importantes actuaciones en el ámbito educacional, entre ellas, la reorganización de la escuela vocacional “Sarmiento” de la universidad nacional de Tucumán. Redacto el plan sobre cuyos principios se fundo el departamento de filosofía y letras de la universidad mencionada. Falleció en Tucumán en 1938.
martes, 8 de junio de 2010
La Generación Pedagógica de 1880.
Evolución Política y Socioeconómica
Los hombres de la generación del 80 comienzan a actuar cuando el país empieza a consolidarse como emporio económico. Resuelto definitivamente el arduo problema de la federalización de Buenos aires, pudo asumir la presidencia de la nación, el 12 de octubre de 1880, el General Julio Argentino Roca (1843-1914). Su programa de gobierno se sintetizo bajo el lema “paz y administración”.
Si bien la conformación de la “Argentina aluvial” se fue gestando lentamente, fue a partir de 1880 cuando se produce en el país un cambio radical, de características profundas en la integración de la población y en la economía, la dinámica social y la cultura.
Con la elite dirigente del 80 se llevó a límites extremos la política de los hombres de la organización nacional. Se buscaba alcanzar un progreso socioeconómico y cultural acelerado sobre las bases del apoyo fuerte de capitales extranjeros y de brazos, logrados mediante una activa inmigración llevada a cabo en gran escala.
Desde el punto de vista socioeconómico, político y cultural, se produjo en la Argentina la segunda inmigración europea, de carácter masivo. Durante la primera presidencia del General Roca (1880-86) llegaron al país alrededor de 500.000 inmigrantes europeos, la mayoría procedentes de Italia y de España. Dicha población tendió a concentrarse en la región litoral y preferentemente en los centros urbanos, El noroeste sufrió un estancamiento demográfico y un retraso socioeconómico. Se acentúo la diferenciación entre dicha zona y el litoral.
La ganadería constituyó la actividad económica básica, con el comienzo de las exportaciones de carnes en barcos frigoríficos. Pero la actividad que más se desarrollo fue la agricultura. Argentina pasó a convertirse en una de las grandes potencias agropecuarias mundiales, el “granero del mundo”, con dependencia económica aceptada como necesidad real con respecto especialmente al mercado británico.
La instauración de las vías férreas que unieron los principales centros del interior tuvo como finalidad el condicionamiento de nuestra economía agropecuaria a las necesidades alimenticias de los países importadores. El desarrollo de las incipientes actividades industriales livianas fue meramente una prolongación de las actividades agropecuarias: frigoríficos, saladeros, molinos de harina, etc. Los ferrocarriles y el telégrafo contribuyeron a afianzar la unidad nacional.
Federalizada ya la ciudad de Buenos Aires, Dardo Rocha fundo el 19 de noviembre de 1882 la cuidad de la plata Instituida capital de la provincia de Buenos Aires, por ley del año 1881, se llevo a cabo en este período de unificación monetaria en todo el país.
El 12 de octubre de 1886 asumió la presidencia de la nación Miguel Juárez Celman (1844-1909). Los graves sucesos políticos que harán crisis con la revolución del 90 provocaron su renuncia, asumiendo la primera magistratura el vicepresidente Carlos Pellegrini (1846-1906) quien trató con denuedo de buscar soluciones conciliatorias.
Las elecciones de la renovación presidencial llevaron a ocupar la primera magistratura del país al Dr. Luis Sáens Peña (1852-1907). El nuevo presidente presentó su renuncia en 1895, completando el período presidencial el vicepresidente José Evaristo Uriburu (1831-1914), durante cuya gestión se pacificó el país.
Las corrientes educativas: El positivismo normalista y el positivismo universitario.
El positivismo argentino, estrechamente vinculado al movimiento filosófico europeo y al pensamiento liberal del siglo, se desenvolvió con la generación d 1880 y se extendió con la generación de 1896.
Es notoria, en la cultura argentina de esta generación, la triunfante influencia del evolucionismo de Herbert Spencer. Con él se introduce el positivismo evolucionista, llegándose a una interpretación mecanicista del universo. También es notoria la influencia del evolucionismo Biogilicista, especialmente con las teorías de Lamarck y Darwin.
Este positivismo ha sido denominado positivismo irradiante, porque de la filosofía extendió su influencia a vastos sectores de la cultura inspirando toda una concepción del mundo y de la vida.
El positivismo pedagógico argentino se presentó bajo dos facetas distintas: el positivismo normalista y el positivismo universitario.
El grupo del positivismo normalista, que adquirió características definidas con la generación siguiente de 1896. Este grupo ejerció una influencia decisiva en la pedagogía del país con el positivismo introducido por el profesor italiano Scalarini, quien difundió aquí la doctrina positivista de Augusto Comte conjuntamente con las teorías evolucionistas de Spencer y los principios de Darwin.
El positivismo universitario que pertenece a la llamada “generación intelectual del ochenta” tuvo trascendente actuación a través de la cátedra, del periodismo y de los círculos culturales.
“Los hombres del ochenta” siguieron de cerca la psicología del positivismo, siempre más interesados en las aplicaciones políticas, jurídicas, sociales o pedagógicas. Aceptaron la subordinación de las ciencias psíquicas a las naturales, profesaron las tendencias individualistas del liberalismo ingles, proclamaron las excelencias del método experimental, se distinguieron por un criterio recto y honesto. El carácter notorio de esta generación fue su tendencia europeizante.
Esta generación intelectual del ochenta fue la que promulgó la ley de educación común Nº 1420 del año 1884, estructuró sobre bases legales la educación nacional primaria, fundamentada en los principios pestalozzianos en cuanto a su finalidad de educación integral y armónica, y declarada gratuita y obligatoria.
Hombres y Grupos representativos de la Generación del Ochenta. Su obra.
Al iniciarse este período generacional la Escuela Normal de Paraná se había convertido en el centro de un intenso movimiento educacional. Su director, José María Torres, fue uno de los principales organizadores del Consejo Pedagógico Sudamericano, que convocado por decreto del presidente Roca, se reunió en Buenos Aires en 1882. Este fue una importante fuente de inspiración de la ley 1420 de Educación Común.
La Ley de Educación Común Nº 1420
La promulgación de esta ley fue para la nación el suceso de mayor relevancia en la evolución educacional del siglo pasado. Aunque la vigencia de esta ley quedara circunscripta al ámbito nacional, dado el sistema político federal, su influencia se entendió a todo el país, señalando rumbos decisivos en el campo de la educación primaria.
La ley se promulgó el 8 de julio de 1884. Esta se preocupó por otorgar una sólida estructura al sistema de educación común.
Su artículo 1º establece que la escuela primaria tiene por único objetivo favorecer y dirigir simultáneamente el desarrollo moral, intelectual y físico de todo niño de seis años a catorce años.
El artículo 2º la declara obligatoria, gratuita, gradual y dada conforme con los preceptos de la higiene. La enseñanza religiosa fue excluida dentro del horario escolar, pero se las autorizó antes o después del mismo.
En Pro de la enseñanza religiosa en las escuelas puso su mayor énfasis Pedro Goyena (1843-1892). En esta misma posición estuvo asimismo Tristán Achaval Rodríguez (1845-1887) entre otros. Se opusieron ardientemente a la intervención del estado en materia de educación religiosa, entre otros, Eduardo Wilde (1844-1913), entonces ministro de culto, justicia e instrucción publica, Onésimo Leguizamon (1837-1886) y Luis Lagos García (1846-1907).
La ley dispuso que las escuelas primarias quedaran bajo la administración del consejo nacional de educación. Crea los consejos escolares de distrito, se preocupa de la inspección técnica y administrativa de las escuelas, organiza todo lo relativo a matricula escolar, registro de asistencia, estadística escolar, censo de población escolar, etc.
La Ley Universitaria 1885.
Fue sancionada por iniciativa del entonces senador por Tucumán Nicolás Avellaneda que continúa actuando en forma descollante en la generación del ochenta.
Esta ley se dispuso proporcionar a las universidades de Buenos Aires y Córdoba un conjunto de normas fundamentales que rigieran la vida legal de las universidades en sus relaciones con los poderes públicos. Concedió amplia autonomía a las universidades en lo que hace a su organización. También es preciso destacar la intervención que tuvieron el Dr. Eduardo Wilde, en ese entonces ministro de justicia e instrucción publica, entre otros.
Los positivistas del ochenta y el grupo católico.
Los hombres de la generacion intelecual sostuvieron un liberalismo laicista. En oposición a esta corriente, el denominado “ grupo catolico” defendió firmemente la libertad de la iglesia frente al estado.
Pedro Scalabrini y su influencia en el positivismo pedagógico argentino: Emigrado de Italia, llegó al país en 1868. Se trasladó a Paraná, donde creó el colegio Sud America. En 1872 fue designado profesor de ciencias naturales y de filosofia en la célebre escuela normal del Paraná, introdujo en sus enseñanzas las doctrinas de Comte, de Spencer y de Carlos Darwin. Su concepción pedagógica, dirigida especialmente hacia la observación y conocimiento concreto de la naturaleza del educando, estuvo fundamentada en las doctrinas antes mencionadas en las que se nutrió.
Acerca del educador, su misión debía consistir en orientas y encauzar al educando, pero dejando paso a la autonomía que emerge.
José Manuel Estrada (1842-1894) tenía 38 años en 1880. Murió en 1894 a los 52 años. Se caracterizo por sus firmes convicciones democráticas, por su fortaleza moral, por la profundidad y claridad de sus ideas y por el fervor para defenderlas y transmitirlas.
Ferviente opositor de la política gubernamental, la combatió con todo el brillo de su oratoria. Defensor de la educación personalizada.
Estrada destaca la influencia decisiva de la acción educadora. Esta siempre junto a las corrientes liberales.
El hombre a su entender, solo es libre cuando elige el bien- Los poderes públicos han de organizarse tal que el hombre con conciencia critica, pueda hacer aquello que “debe querer”.
El fin ultimo del hombre esta en relación con Dios. Para Estrada, el liberalismo laicista ha considerado a la libertad como el fin supremo de la sociedad. Esta posición significa una conciencia unilateral de la libertad, fundamentada en una concepción del mundo y de la vida sin relación con la trascendencia del hombre. “La libertad civil afecta, dice, la organización y vida de la sociedad: la libertad política afecta la organización y vida del estado”. Para Estrada, confundir ambos conceptos equivale a confundir los fines con los medios.
Entiende Estrada que con el incremento de las libertades políticas se ha inmolado la libertad de la educación por el debilitamiento de la institución familiar.
La educación popular, a su juicio, ha de formar la conciencia moral del pueblo. Considera que la intervención del estado en materia educacional debía ser tan solo supletoria y eventual. Sostiene también que la educación se convierte en un “deber cívico” en toda democracia, ya que ella posibilita al ciudadano l ejercicio de la soberanía. Para que la democracia no fuera solo un mito era imprescindible a su juicio que la educación popular formara al ciudadano con la conciencia de sus derechos y de sus deberes.
Juan Mamerto Garro (1847-1927) Figura representante de la generación del 80, esta ubicado dentro del denominado núcleo católico. Desde el punto de vista pedagógico cabe mencionar su importante y significativa obra para la historia de la educación y de la cultura argentina: Bosquejo histórico de la universidad de Córdoba (1882).
También ha de destacarse, desde el punto de vista educacional, la importante intervención de Juan Mamerto Garro en la sanción de la ley Nº 934 d libertad de enseñanza de 1870.
Los hombres de la generación del 80 comienzan a actuar cuando el país empieza a consolidarse como emporio económico. Resuelto definitivamente el arduo problema de la federalización de Buenos aires, pudo asumir la presidencia de la nación, el 12 de octubre de 1880, el General Julio Argentino Roca (1843-1914). Su programa de gobierno se sintetizo bajo el lema “paz y administración”.
Si bien la conformación de la “Argentina aluvial” se fue gestando lentamente, fue a partir de 1880 cuando se produce en el país un cambio radical, de características profundas en la integración de la población y en la economía, la dinámica social y la cultura.
Con la elite dirigente del 80 se llevó a límites extremos la política de los hombres de la organización nacional. Se buscaba alcanzar un progreso socioeconómico y cultural acelerado sobre las bases del apoyo fuerte de capitales extranjeros y de brazos, logrados mediante una activa inmigración llevada a cabo en gran escala.
Desde el punto de vista socioeconómico, político y cultural, se produjo en la Argentina la segunda inmigración europea, de carácter masivo. Durante la primera presidencia del General Roca (1880-86) llegaron al país alrededor de 500.000 inmigrantes europeos, la mayoría procedentes de Italia y de España. Dicha población tendió a concentrarse en la región litoral y preferentemente en los centros urbanos, El noroeste sufrió un estancamiento demográfico y un retraso socioeconómico. Se acentúo la diferenciación entre dicha zona y el litoral.
La ganadería constituyó la actividad económica básica, con el comienzo de las exportaciones de carnes en barcos frigoríficos. Pero la actividad que más se desarrollo fue la agricultura. Argentina pasó a convertirse en una de las grandes potencias agropecuarias mundiales, el “granero del mundo”, con dependencia económica aceptada como necesidad real con respecto especialmente al mercado británico.
La instauración de las vías férreas que unieron los principales centros del interior tuvo como finalidad el condicionamiento de nuestra economía agropecuaria a las necesidades alimenticias de los países importadores. El desarrollo de las incipientes actividades industriales livianas fue meramente una prolongación de las actividades agropecuarias: frigoríficos, saladeros, molinos de harina, etc. Los ferrocarriles y el telégrafo contribuyeron a afianzar la unidad nacional.
Federalizada ya la ciudad de Buenos Aires, Dardo Rocha fundo el 19 de noviembre de 1882 la cuidad de la plata Instituida capital de la provincia de Buenos Aires, por ley del año 1881, se llevo a cabo en este período de unificación monetaria en todo el país.
El 12 de octubre de 1886 asumió la presidencia de la nación Miguel Juárez Celman (1844-1909). Los graves sucesos políticos que harán crisis con la revolución del 90 provocaron su renuncia, asumiendo la primera magistratura el vicepresidente Carlos Pellegrini (1846-1906) quien trató con denuedo de buscar soluciones conciliatorias.
Las elecciones de la renovación presidencial llevaron a ocupar la primera magistratura del país al Dr. Luis Sáens Peña (1852-1907). El nuevo presidente presentó su renuncia en 1895, completando el período presidencial el vicepresidente José Evaristo Uriburu (1831-1914), durante cuya gestión se pacificó el país.
Las corrientes educativas: El positivismo normalista y el positivismo universitario.
El positivismo argentino, estrechamente vinculado al movimiento filosófico europeo y al pensamiento liberal del siglo, se desenvolvió con la generación d 1880 y se extendió con la generación de 1896.
Es notoria, en la cultura argentina de esta generación, la triunfante influencia del evolucionismo de Herbert Spencer. Con él se introduce el positivismo evolucionista, llegándose a una interpretación mecanicista del universo. También es notoria la influencia del evolucionismo Biogilicista, especialmente con las teorías de Lamarck y Darwin.
Este positivismo ha sido denominado positivismo irradiante, porque de la filosofía extendió su influencia a vastos sectores de la cultura inspirando toda una concepción del mundo y de la vida.
El positivismo pedagógico argentino se presentó bajo dos facetas distintas: el positivismo normalista y el positivismo universitario.
El grupo del positivismo normalista, que adquirió características definidas con la generación siguiente de 1896. Este grupo ejerció una influencia decisiva en la pedagogía del país con el positivismo introducido por el profesor italiano Scalarini, quien difundió aquí la doctrina positivista de Augusto Comte conjuntamente con las teorías evolucionistas de Spencer y los principios de Darwin.
El positivismo universitario que pertenece a la llamada “generación intelectual del ochenta” tuvo trascendente actuación a través de la cátedra, del periodismo y de los círculos culturales.
“Los hombres del ochenta” siguieron de cerca la psicología del positivismo, siempre más interesados en las aplicaciones políticas, jurídicas, sociales o pedagógicas. Aceptaron la subordinación de las ciencias psíquicas a las naturales, profesaron las tendencias individualistas del liberalismo ingles, proclamaron las excelencias del método experimental, se distinguieron por un criterio recto y honesto. El carácter notorio de esta generación fue su tendencia europeizante.
Esta generación intelectual del ochenta fue la que promulgó la ley de educación común Nº 1420 del año 1884, estructuró sobre bases legales la educación nacional primaria, fundamentada en los principios pestalozzianos en cuanto a su finalidad de educación integral y armónica, y declarada gratuita y obligatoria.
Hombres y Grupos representativos de la Generación del Ochenta. Su obra.
Al iniciarse este período generacional la Escuela Normal de Paraná se había convertido en el centro de un intenso movimiento educacional. Su director, José María Torres, fue uno de los principales organizadores del Consejo Pedagógico Sudamericano, que convocado por decreto del presidente Roca, se reunió en Buenos Aires en 1882. Este fue una importante fuente de inspiración de la ley 1420 de Educación Común.
La Ley de Educación Común Nº 1420
La promulgación de esta ley fue para la nación el suceso de mayor relevancia en la evolución educacional del siglo pasado. Aunque la vigencia de esta ley quedara circunscripta al ámbito nacional, dado el sistema político federal, su influencia se entendió a todo el país, señalando rumbos decisivos en el campo de la educación primaria.
La ley se promulgó el 8 de julio de 1884. Esta se preocupó por otorgar una sólida estructura al sistema de educación común.
Su artículo 1º establece que la escuela primaria tiene por único objetivo favorecer y dirigir simultáneamente el desarrollo moral, intelectual y físico de todo niño de seis años a catorce años.
El artículo 2º la declara obligatoria, gratuita, gradual y dada conforme con los preceptos de la higiene. La enseñanza religiosa fue excluida dentro del horario escolar, pero se las autorizó antes o después del mismo.
En Pro de la enseñanza religiosa en las escuelas puso su mayor énfasis Pedro Goyena (1843-1892). En esta misma posición estuvo asimismo Tristán Achaval Rodríguez (1845-1887) entre otros. Se opusieron ardientemente a la intervención del estado en materia de educación religiosa, entre otros, Eduardo Wilde (1844-1913), entonces ministro de culto, justicia e instrucción publica, Onésimo Leguizamon (1837-1886) y Luis Lagos García (1846-1907).
La ley dispuso que las escuelas primarias quedaran bajo la administración del consejo nacional de educación. Crea los consejos escolares de distrito, se preocupa de la inspección técnica y administrativa de las escuelas, organiza todo lo relativo a matricula escolar, registro de asistencia, estadística escolar, censo de población escolar, etc.
La Ley Universitaria 1885.
Fue sancionada por iniciativa del entonces senador por Tucumán Nicolás Avellaneda que continúa actuando en forma descollante en la generación del ochenta.
Esta ley se dispuso proporcionar a las universidades de Buenos Aires y Córdoba un conjunto de normas fundamentales que rigieran la vida legal de las universidades en sus relaciones con los poderes públicos. Concedió amplia autonomía a las universidades en lo que hace a su organización. También es preciso destacar la intervención que tuvieron el Dr. Eduardo Wilde, en ese entonces ministro de justicia e instrucción publica, entre otros.
Los positivistas del ochenta y el grupo católico.
Los hombres de la generacion intelecual sostuvieron un liberalismo laicista. En oposición a esta corriente, el denominado “ grupo catolico” defendió firmemente la libertad de la iglesia frente al estado.
Pedro Scalabrini y su influencia en el positivismo pedagógico argentino: Emigrado de Italia, llegó al país en 1868. Se trasladó a Paraná, donde creó el colegio Sud America. En 1872 fue designado profesor de ciencias naturales y de filosofia en la célebre escuela normal del Paraná, introdujo en sus enseñanzas las doctrinas de Comte, de Spencer y de Carlos Darwin. Su concepción pedagógica, dirigida especialmente hacia la observación y conocimiento concreto de la naturaleza del educando, estuvo fundamentada en las doctrinas antes mencionadas en las que se nutrió.
Acerca del educador, su misión debía consistir en orientas y encauzar al educando, pero dejando paso a la autonomía que emerge.
José Manuel Estrada (1842-1894) tenía 38 años en 1880. Murió en 1894 a los 52 años. Se caracterizo por sus firmes convicciones democráticas, por su fortaleza moral, por la profundidad y claridad de sus ideas y por el fervor para defenderlas y transmitirlas.
Ferviente opositor de la política gubernamental, la combatió con todo el brillo de su oratoria. Defensor de la educación personalizada.
Estrada destaca la influencia decisiva de la acción educadora. Esta siempre junto a las corrientes liberales.
El hombre a su entender, solo es libre cuando elige el bien- Los poderes públicos han de organizarse tal que el hombre con conciencia critica, pueda hacer aquello que “debe querer”.
El fin ultimo del hombre esta en relación con Dios. Para Estrada, el liberalismo laicista ha considerado a la libertad como el fin supremo de la sociedad. Esta posición significa una conciencia unilateral de la libertad, fundamentada en una concepción del mundo y de la vida sin relación con la trascendencia del hombre. “La libertad civil afecta, dice, la organización y vida de la sociedad: la libertad política afecta la organización y vida del estado”. Para Estrada, confundir ambos conceptos equivale a confundir los fines con los medios.
Entiende Estrada que con el incremento de las libertades políticas se ha inmolado la libertad de la educación por el debilitamiento de la institución familiar.
La educación popular, a su juicio, ha de formar la conciencia moral del pueblo. Considera que la intervención del estado en materia educacional debía ser tan solo supletoria y eventual. Sostiene también que la educación se convierte en un “deber cívico” en toda democracia, ya que ella posibilita al ciudadano l ejercicio de la soberanía. Para que la democracia no fuera solo un mito era imprescindible a su juicio que la educación popular formara al ciudadano con la conciencia de sus derechos y de sus deberes.
Juan Mamerto Garro (1847-1927) Figura representante de la generación del 80, esta ubicado dentro del denominado núcleo católico. Desde el punto de vista pedagógico cabe mencionar su importante y significativa obra para la historia de la educación y de la cultura argentina: Bosquejo histórico de la universidad de Córdoba (1882).
También ha de destacarse, desde el punto de vista educacional, la importante intervención de Juan Mamerto Garro en la sanción de la ley Nº 934 d libertad de enseñanza de 1870.
Los hombres de la generación del 80 comienzan a actuar cuando el país empieza a consolidarse como emporio económico. Resuelto definitivamente el arduo problema de la federalización de Buenos aires, pudo asumir la presidencia de la nación, el 12 de octubre de 1880, el General Julio Argentino Roca (1843-1914). Su programa de gobierno se sintetizo bajo el lema “paz y administración”.
Si bien la conformación de la “Argentina aluvial” se fue gestando lentamente, fue a partir de 1880 cuando se produce en el país un cambio radical, de características profundas en la integración de la población y en la economía, la dinámica social y la cultura.
Con la elite dirigente del 80 se llevo a límites extremos la política de los hombres de la organización nacional. Se buscara alcanzar un progreso socioeconómico y cultural acelerado sobre las bases del apoyo fuerte de capitales extranjeros y de brazos, logrados mediante una activa inmigración llevada a cabo en gran escala.
Desde el punto de vista socioeconómico, político y cultural, se produjo en la Argentina la segunda inmigración europea, de carácter masivo. Durante la primera presidencia del General Roca (1880-86) llegaron al país alrededor de 500.000 inmigrantes europeos, la mayoría procedentes de Italia y de España. Dicha población tendió a concentrarse en la región litoral y preferentemente en los centros urbanos, El noroeste sufrió un estancamiento demográfico y un retraso socioeconómico. Se acentúo la diferenciación entre dicha zona y el litoral.
La ganadería constituto la actividad económica básica, con el comienzo de las exportaciones de carnes en barcos frigoríficos. Pero la actividad que más se desarrollo fue la agricultura. Argentina paso a convertirse en una de las grandes potencias agropecuarias mundiales, “granero del mundo”, con dependencia económica aceptada como necesidad real con respecto especialmente al mercado británico.
La instauración de las vías férreas que unieron los principales centros del interior tuvo como finalidad el condicionamiento de nuestra economía agropecuaria a las necesidades alimenticias de los países importadores. El desarrollo de las incipientes actividades industriales livianas fue meramente una prolongación de las actividades agropecuarias: frigoríficos, saladeros, molinos de harina, etc. Los ferrocarriles y el telégrafo contribuyeron a afianzar la unidad nacional.
Federalizada ya la ciudad de Buenos Aires, Dardo Rocha fundo el 19 de noviembre de 1882 la cuidad de la plata Instituida capital de la provincia de Buenos Aires, por ley del año 1881, se llevo a cabo en este periodo de unificación monetaria en todo el país.
El 12 de octubre de 1886 asumió la presidencia de la nación Miguel Juárez Celman (1844-1909). Los graves sucesos políticos que harán crisis con la revolución del 90 provocaron su renuncia, asumiendo la primera magistratura el vicepresidente Carlos Pellegrini (1846-1906) quien trato con denuedo de buscar soluciones conciliatorias.
Las elecciones de la renovación presidencial llevaron a ocupar la primera magistratura del país al Dr. Luis Saens Peña (1852-1907). El nuevo presidente presento su renuncia en 1895, completando el periodo presidencial el vicepresidente José Evaristo Uriburu (1831-1914), durante cuya gestión se pacifico el país.
Si bien la conformación de la “Argentina aluvial” se fue gestando lentamente, fue a partir de 1880 cuando se produce en el país un cambio radical, de características profundas en la integración de la población y en la economía, la dinámica social y la cultura.
Con la elite dirigente del 80 se llevo a límites extremos la política de los hombres de la organización nacional. Se buscara alcanzar un progreso socioeconómico y cultural acelerado sobre las bases del apoyo fuerte de capitales extranjeros y de brazos, logrados mediante una activa inmigración llevada a cabo en gran escala.
Desde el punto de vista socioeconómico, político y cultural, se produjo en la Argentina la segunda inmigración europea, de carácter masivo. Durante la primera presidencia del General Roca (1880-86) llegaron al país alrededor de 500.000 inmigrantes europeos, la mayoría procedentes de Italia y de España. Dicha población tendió a concentrarse en la región litoral y preferentemente en los centros urbanos, El noroeste sufrió un estancamiento demográfico y un retraso socioeconómico. Se acentúo la diferenciación entre dicha zona y el litoral.
La ganadería constituto la actividad económica básica, con el comienzo de las exportaciones de carnes en barcos frigoríficos. Pero la actividad que más se desarrollo fue la agricultura. Argentina paso a convertirse en una de las grandes potencias agropecuarias mundiales, “granero del mundo”, con dependencia económica aceptada como necesidad real con respecto especialmente al mercado británico.
La instauración de las vías férreas que unieron los principales centros del interior tuvo como finalidad el condicionamiento de nuestra economía agropecuaria a las necesidades alimenticias de los países importadores. El desarrollo de las incipientes actividades industriales livianas fue meramente una prolongación de las actividades agropecuarias: frigoríficos, saladeros, molinos de harina, etc. Los ferrocarriles y el telégrafo contribuyeron a afianzar la unidad nacional.
Federalizada ya la ciudad de Buenos Aires, Dardo Rocha fundo el 19 de noviembre de 1882 la cuidad de la plata Instituida capital de la provincia de Buenos Aires, por ley del año 1881, se llevo a cabo en este periodo de unificación monetaria en todo el país.
El 12 de octubre de 1886 asumió la presidencia de la nación Miguel Juárez Celman (1844-1909). Los graves sucesos políticos que harán crisis con la revolución del 90 provocaron su renuncia, asumiendo la primera magistratura el vicepresidente Carlos Pellegrini (1846-1906) quien trato con denuedo de buscar soluciones conciliatorias.
Las elecciones de la renovación presidencial llevaron a ocupar la primera magistratura del país al Dr. Luis Saens Peña (1852-1907). El nuevo presidente presento su renuncia en 1895, completando el periodo presidencial el vicepresidente José Evaristo Uriburu (1831-1914), durante cuya gestión se pacifico el país.
La Generación Pedagógica de 1810.
La Generación de Mayo
Para determinar el límite o separación entre generaciones muy alejadas de nosotros Ortega propone buscar un gran ámbito histórico, un hecho epocal dentro del cual se haya producido un cambio que sea radical, evidente, su generación decisiva y sus hombres representativos.
Si buscamos en nuestro pretérito un hecho épocal, hemos de partir del movimiento de mayo. Con la Revolución de Mayo se inicia la pedagogía argentina. Con ella se inicia la nación misma. Desde 1810, al aparecer el movimiento de mayo, fue la culminación de un lento proceso que se había venido gestando desde la segunda mitad del s XVlll. Pero la revolución no fue empero un simple cambio de autoridades: a partir de 1810 se proclaman con fervor los ideales y los derechos de una nueva nación. La influencia de las ideas liberales foráneas dinamizaron en gran medida la acción de los hombres de mayo. Las raíces ideológicas del movimiento emancipador son hispánicas e indianas.
Es indudable que la Revolución de Mayo es el “hecho trascendente” que marca la iniciación de la serie de generaciones argentinas. A partir del movimiento de mayo se fue fortaleciendo el sentimiento de amor a la patria. Existía en la mayoría del pueblo la conciencia de la necesidad de la revolución emancipadora. Resulta evidente que nuestra gesta emancipadora no hubiera sido posible sin el consenso popular. Pero las decisiones definitorias partieron de la elite dirigente. La aspiración nacional del movimiento revolucionario contó decididamente con el apoyo y consentimiento de las provincias integrantes del virreynato.
No hemos de suponer que nuestra emancipación política entrañara nuestra total emaciación cultural y educacional ni que implicara el advenimiento de un mundo completamente nuevo, desarraigado de todo vinculo anterior. Para comprender la evolución de la historia de la educación y la pedagogía argentinas es preciso partir de las ideas educacionales de la época colonial y tener en cuenta asimismo todos aquellos factores sociales, culturales, económicos, geográficos y políticos que operaron en el desenvolvimiento del país como causa interna, además de las características y limitaciones surgidas como consecuencia de la dependencia política, económica y cultural con la metrópoli.
La Pedagogía y las creaciones educacionales en la articulación generacional de 1810
Los hombres que interactúan en el movimiento de mayo y se destacan en el quehacer educacional, nacen aproximadamente entre 1750 y 1778. Pero coexisten dos generaciones pedagógicas reinantes, una en pleno periodo de predominio o gestión, que es la exponente de la fuerza moderadora dentro del movimiento emancipador, representada, entre otros hombres, por Dean Funes (1749-1829) y hasta por el mismo Manuel Belgrano (1770-1820, la otra representa el grupo de vanguardia, con la mirada dirigida fundamentalmente hacia el futuro del país y con el designio férreo de romper abierta y drásticamente con todos los lazos que nos unían a España. Se distinguen por hombres que colocan al Estado como creador de la nación.
Mario Moreno (1778-1811) es la figura más representativa de esta generación pedagógica de vanguardia.
Fray Francisco de Paula Castañeda, quien se encuentra mas cerca de la primera generación antes citada, consideraba que nuestra realidad sociocultural no podría ser transformada por la sola acción de una decidida voluntad política y de una adecuada legislación a estos efectos. Supo defender que los triunfos de las armas serian efímeros sin la consolidación de la educación popular.
El canónigo Juan Ignacio Gorriti (1776-1842) desempeño una actuación educacional notoria con la convicción de que la consolidación de las incipientes instituciones republicanas exigiría que mediante el poder de la educación fueran extirpadas la ignorancia y la corrupción, agentes productores de la anarquía social.
El Dean Funes (1749-1829) como rector de la universidad de Córdoba, presenta un nuevo proyecto en 1813 para la universidad de Córdoba como un hombre comprometido frente a las ideas renovadoras de la época.
Juan Martín de Pueyrredón (1777-1850) fue paladín de las nuevas ideas. Durante su directorio se crea el colegio de la Unión de Sud.
No puede omitirse el ideario del libertador. El general José de San Martín (1778-1850) no limitó su acción al campo militar y político en su gloriosa gesta por la emancipación americana. Mientras lleva a cabo en Cuyo una campaña considerando a la educación del pueblo como “el fundamento de la libertad”.
Lo realmente trascendente en la gesta de mayo en el ámbito pedagógico, fue la irrupción de nuevos ideales de vida, que se tradujeron en una nueva concepción educacional que paso a constituirse en el fundamento de la nueva organización política democrática de la nación.
Las ideas iluministas llegaron al Río de la Plata por dos rutas diferentes, A fines del s XVlll irrumpen en estas tierras las ideas innovadoras del movimiento filosófico francés que propugnan fundamentales reformas en el campo de la política, de la economía, de la cultura y de la educación, directamente, por medio de los libros y de contactos de algunos de nuestros hombres mas destacados con hombres de Francia, Inglaterra y Portugal e indirectamente, a través de la España misma, a partir de Carlos lll, con el denominado movimiento de “los afrancesados”.
El nuevo pensar pedagógico de la etapa colonial de fines del sXVlll, en el Río de la Plata, tuvo como principales representantes a Fray José de San Alberto (1727-1804), Obispo de Córdoba del Tucumán, y a Manuel Belgrano – reflejo hondamente las ideas entonces dominantes en la península.
Juan José de Vertiz, durante su virreynato (1778-84) encarno el espíritu del movimiento liberal español de esa época, entre las cuales se destaca la creación la creación del real colegio Convictorio Carolino. El talentoso canónigo y educador doctor Juan Baltazar Maziel (1727-1801) continuo, una vez fundado el colegio, como cancelario. Juan Probst llama con razón al Dr. Maziel “El maestro de la generación de mayo”
Manuel Belgrano (1770-1820). Estudio en el colegio de San Carlos. Siguió estudios de derecho en la universidad de Salamanca, residió durante algún tiempo en Madrid. Regresó a estas tierras como secretario del consulado de Buenos Aires.
El contacto directo de Belgrano en la península con las ideas enciclopedistas y de los fisiócratas, sus numerosos proyectos sobre creación de escuelas de enseñanzas prácticas especializadas, su profunda fe en el poder de la educación popular y su constante predica a favor de la educación de la mujer, lo muestran como uno de los pedagogos mas descollantes de la generación de 1810. Frutos de los proyectos propuestos en su célebre “memoria” del año 1796 fueron la academia de dibujo y la academia de náutica.
Producida la Revolución de Mayo, se convierte Belgrano en el propulsor incansable de las escuelas en la primera época independiente. Constituida la primera junta de gobierno, se creó la escuela de matemáticas.
Manuel Belgrano proporcionó a la revolución un programa concreto para la política educacional de la incipiente nación.
En una época en que seguían imperando la disciplina rígida y autoritaria y los castigos corporales, Belgrano aconseja a los maestros que procuren con su conducta y ejemplo incitar y conducir a sus alumnos hacia la virtud y el trabajo y alejarlos del vicio y del lujo. Pone de relieve la necesidad de suavizar la disciplina y de formar en los educandos “un espíritu nacional que les haga preferir el bien público y estimar en más la calidad de americano que la de extranjero”.
Mariano Moreno (1778-1811), difusor de las ideas del libre cambio, el puerto libre y las doctrinas de los fisiócratas, como secretario de la primera junta de gobierno se preocupo por impulsar la educación popular como medio primordial para consolidar el nuevo orden político. El objetivo de la revolución era el nuevo estado. La formación de la conciencia nacional era un problema de voluntad política. La revolución habría de crear el “estado perfecto” a la manera roussoniana.
La educación era la encargada de elevar al pueblo para que adquiriese el grado de conciencia política necesaria para el logro de los resultados buscados.
Brego para que los hombres siguieran el camino del aprendizaje de la libertad, la libertad responsable. Se preocupó fervientemente por destacar la trascendencia y la necesidad practica del aprendizaje de las matemáticas y de las ciencias naturales.
Moreno encarna el símbolo fervoroso de la revolución emancipadora. Simboliza la juventud de las ideas y de la acción, en la historia argentina de todos los tiempos.
Para determinar el límite o separación entre generaciones muy alejadas de nosotros Ortega propone buscar un gran ámbito histórico, un hecho epocal dentro del cual se haya producido un cambio que sea radical, evidente, su generación decisiva y sus hombres representativos.
Si buscamos en nuestro pretérito un hecho épocal, hemos de partir del movimiento de mayo. Con la Revolución de Mayo se inicia la pedagogía argentina. Con ella se inicia la nación misma. Desde 1810, al aparecer el movimiento de mayo, fue la culminación de un lento proceso que se había venido gestando desde la segunda mitad del s XVlll. Pero la revolución no fue empero un simple cambio de autoridades: a partir de 1810 se proclaman con fervor los ideales y los derechos de una nueva nación. La influencia de las ideas liberales foráneas dinamizaron en gran medida la acción de los hombres de mayo. Las raíces ideológicas del movimiento emancipador son hispánicas e indianas.
Es indudable que la Revolución de Mayo es el “hecho trascendente” que marca la iniciación de la serie de generaciones argentinas. A partir del movimiento de mayo se fue fortaleciendo el sentimiento de amor a la patria. Existía en la mayoría del pueblo la conciencia de la necesidad de la revolución emancipadora. Resulta evidente que nuestra gesta emancipadora no hubiera sido posible sin el consenso popular. Pero las decisiones definitorias partieron de la elite dirigente. La aspiración nacional del movimiento revolucionario contó decididamente con el apoyo y consentimiento de las provincias integrantes del virreynato.
No hemos de suponer que nuestra emancipación política entrañara nuestra total emaciación cultural y educacional ni que implicara el advenimiento de un mundo completamente nuevo, desarraigado de todo vinculo anterior. Para comprender la evolución de la historia de la educación y la pedagogía argentinas es preciso partir de las ideas educacionales de la época colonial y tener en cuenta asimismo todos aquellos factores sociales, culturales, económicos, geográficos y políticos que operaron en el desenvolvimiento del país como causa interna, además de las características y limitaciones surgidas como consecuencia de la dependencia política, económica y cultural con la metrópoli.
La Pedagogía y las creaciones educacionales en la articulación generacional de 1810
Los hombres que interactúan en el movimiento de mayo y se destacan en el quehacer educacional, nacen aproximadamente entre 1750 y 1778. Pero coexisten dos generaciones pedagógicas reinantes, una en pleno periodo de predominio o gestión, que es la exponente de la fuerza moderadora dentro del movimiento emancipador, representada, entre otros hombres, por Dean Funes (1749-1829) y hasta por el mismo Manuel Belgrano (1770-1820, la otra representa el grupo de vanguardia, con la mirada dirigida fundamentalmente hacia el futuro del país y con el designio férreo de romper abierta y drásticamente con todos los lazos que nos unían a España. Se distinguen por hombres que colocan al Estado como creador de la nación.
Mario Moreno (1778-1811) es la figura más representativa de esta generación pedagógica de vanguardia.
Fray Francisco de Paula Castañeda, quien se encuentra mas cerca de la primera generación antes citada, consideraba que nuestra realidad sociocultural no podría ser transformada por la sola acción de una decidida voluntad política y de una adecuada legislación a estos efectos. Supo defender que los triunfos de las armas serian efímeros sin la consolidación de la educación popular.
El canónigo Juan Ignacio Gorriti (1776-1842) desempeño una actuación educacional notoria con la convicción de que la consolidación de las incipientes instituciones republicanas exigiría que mediante el poder de la educación fueran extirpadas la ignorancia y la corrupción, agentes productores de la anarquía social.
El Dean Funes (1749-1829) como rector de la universidad de Córdoba, presenta un nuevo proyecto en 1813 para la universidad de Córdoba como un hombre comprometido frente a las ideas renovadoras de la época.
Juan Martín de Pueyrredón (1777-1850) fue paladín de las nuevas ideas. Durante su directorio se crea el colegio de la Unión de Sud.
No puede omitirse el ideario del libertador. El general José de San Martín (1778-1850) no limitó su acción al campo militar y político en su gloriosa gesta por la emancipación americana. Mientras lleva a cabo en Cuyo una campaña considerando a la educación del pueblo como “el fundamento de la libertad”.
Lo realmente trascendente en la gesta de mayo en el ámbito pedagógico, fue la irrupción de nuevos ideales de vida, que se tradujeron en una nueva concepción educacional que paso a constituirse en el fundamento de la nueva organización política democrática de la nación.
Las ideas iluministas llegaron al Río de la Plata por dos rutas diferentes, A fines del s XVlll irrumpen en estas tierras las ideas innovadoras del movimiento filosófico francés que propugnan fundamentales reformas en el campo de la política, de la economía, de la cultura y de la educación, directamente, por medio de los libros y de contactos de algunos de nuestros hombres mas destacados con hombres de Francia, Inglaterra y Portugal e indirectamente, a través de la España misma, a partir de Carlos lll, con el denominado movimiento de “los afrancesados”.
El nuevo pensar pedagógico de la etapa colonial de fines del sXVlll, en el Río de la Plata, tuvo como principales representantes a Fray José de San Alberto (1727-1804), Obispo de Córdoba del Tucumán, y a Manuel Belgrano – reflejo hondamente las ideas entonces dominantes en la península.
Juan José de Vertiz, durante su virreynato (1778-84) encarno el espíritu del movimiento liberal español de esa época, entre las cuales se destaca la creación la creación del real colegio Convictorio Carolino. El talentoso canónigo y educador doctor Juan Baltazar Maziel (1727-1801) continuo, una vez fundado el colegio, como cancelario. Juan Probst llama con razón al Dr. Maziel “El maestro de la generación de mayo”
Manuel Belgrano (1770-1820). Estudio en el colegio de San Carlos. Siguió estudios de derecho en la universidad de Salamanca, residió durante algún tiempo en Madrid. Regresó a estas tierras como secretario del consulado de Buenos Aires.
El contacto directo de Belgrano en la península con las ideas enciclopedistas y de los fisiócratas, sus numerosos proyectos sobre creación de escuelas de enseñanzas prácticas especializadas, su profunda fe en el poder de la educación popular y su constante predica a favor de la educación de la mujer, lo muestran como uno de los pedagogos mas descollantes de la generación de 1810. Frutos de los proyectos propuestos en su célebre “memoria” del año 1796 fueron la academia de dibujo y la academia de náutica.
Producida la Revolución de Mayo, se convierte Belgrano en el propulsor incansable de las escuelas en la primera época independiente. Constituida la primera junta de gobierno, se creó la escuela de matemáticas.
Manuel Belgrano proporcionó a la revolución un programa concreto para la política educacional de la incipiente nación.
En una época en que seguían imperando la disciplina rígida y autoritaria y los castigos corporales, Belgrano aconseja a los maestros que procuren con su conducta y ejemplo incitar y conducir a sus alumnos hacia la virtud y el trabajo y alejarlos del vicio y del lujo. Pone de relieve la necesidad de suavizar la disciplina y de formar en los educandos “un espíritu nacional que les haga preferir el bien público y estimar en más la calidad de americano que la de extranjero”.
Mariano Moreno (1778-1811), difusor de las ideas del libre cambio, el puerto libre y las doctrinas de los fisiócratas, como secretario de la primera junta de gobierno se preocupo por impulsar la educación popular como medio primordial para consolidar el nuevo orden político. El objetivo de la revolución era el nuevo estado. La formación de la conciencia nacional era un problema de voluntad política. La revolución habría de crear el “estado perfecto” a la manera roussoniana.
La educación era la encargada de elevar al pueblo para que adquiriese el grado de conciencia política necesaria para el logro de los resultados buscados.
Brego para que los hombres siguieran el camino del aprendizaje de la libertad, la libertad responsable. Se preocupó fervientemente por destacar la trascendencia y la necesidad practica del aprendizaje de las matemáticas y de las ciencias naturales.
Moreno encarna el símbolo fervoroso de la revolución emancipadora. Simboliza la juventud de las ideas y de la acción, en la historia argentina de todos los tiempos.
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